
Cultura de Paz visitó la Unidad Educativa Santiago de Okola para mostrarles los valores andinos y la solución de conflictos.
Por tercera vez, el programa “Cultura de Paz” realiza talleres en la Comunidad de Okola que queda a tres horas de El Alto. Junto con alumnos de Quirihuate se reunieron con el resto de los estudiantes en la Unidad Santiago de Okola, el colegio más lejano de todos con los que trabajan. El día – que además fue el Día del Mar (23 de marzo) – empezó con el Taller de Solución de Conflictos.
– Ejecutamos este tipo de actividad para aprender los valores de comunicación y tolerancia, nos cuenta Marcos, 13 años.
En una de las estaciones de talleres se encuentra Marco junto con sus compañeros y compañeras practicando cómo trabajar juntos para superar los obstáculos. Pero con ciertas dificultades; divididos en dos equipos donde tres personas en el grupo son discapacitados. Una persona es ciega, a otra le falta un brazo y la tercera solo tiene una pierna.
– Lo tienen que hacer sin hablar. Aprenden a trabajar con los valores de la paciencia, la tolerancia, el respeto, la comunicación y la empatía hacia aquellos con discapacidades – dice Verónica Quenta, voluntaria de Cultura y Paz.
» Es importante que los tutores aprendan porque ellos tienen la posibilidad de estar con los alumnos por un largo tiempo «
Los tutores también son alumnos
No son solamente los alumnos que atienden los talleres. Los tutores y el director aprenden también lo que es la comunicación y los valores. El “tutor” de los tutores es Jorge Cruz, Coordinador de Cultura y Paz. Durante el tiempo que hemos realizado talleres, aquí ha habido un cambio de éxito con los alumnos y tutores, cuenta Jorge.
– Es importante que los tutores aprendan porque ellos tienen la posibilidad de estar con los alumnos por un largo tiempo y si algún tutor cambia de escuela, pueden enseñarles a los nuevos alumnos de esa Unidad.
Espacios creativos
Después de una pausa de refrigerios empiezan los talleres de arte. Esto es para dar a los alumnos la ocasión de probar actividades de música, pintura, danza y teatro – que tal vez normalmente no tienen la oportunidad de probar en su vida diaria.
En el Taller de Música – siendo la única chica – está Heidy, 17 años:
– Por la primera vez puedo probar cómo es tocar la batería – un instrumento que no lo tienen en la Unidad de Okola.
– Es interactivo, divertido y aprendemos algo. Es una buena manera de relajarse y sentirse libre. Para mí la música es una forma de expresarse, dice Heidy.
Autor: Daniel Díaz, practicante